El lápiz mágico
Yo soy Cristal, una niña no muy bonita de cabello negro,
piel morena, estatura mediana y ojos café oscuros con una ridícula pasión por
el dibujo o al menos eso es lo que todos piensan de mí; pero yo creo que ser
artista es un oficio muy serio que todos deberían respetar como lo hacen mis
dos hermanas: María y Ana, gemelas, son las deportistas de la familia y siempre
me molestan por ser la más pequeña ya que yo tengo 10 años y ellas 16, pero sé
que me quieren, me han ayudado a salir
de muchos líos, por ejemplo: cuando derrame pintura por toda la casa, tenía solo 7
años, intentaba dibujar el hermoso
cabello crespo color negro de mis hermanas y su delicada piel blanca, pero al
tomar la pintura blanca de la pequeña repisa negra que teníamos en la pared
como un metro más arriba del sofá negro, se me cayó el tarro sobre éste y quedó
una gran mancha en la que perdí la mitad de la pintura, después de pintar
la piel de mis hermanas me dirigí a la
habitación de mamá, en ella ocultaba de mi un tarro de pintura negra bajo su
cama debido a que cuando yo tenía dos años de edad me unte las manos de esa
pintura y comencé a dejar manos negras en todas las paredes de la casa, lo que ella no
sabía es que siempre supe donde se encontraba la pintura pero por desgracia el
tarro era muy pesado al levantarlo se me calló dejando otra mancha en la gran
alfombra de terciopelo blanco de mamá, luego deje mi obra maestra en la terraza
para no estropearla si se me llegaba a caer una pintura sobre ella, la pintura
verde que iba a utilizar para sus grandes ojos estaba en el garaje sobre una
vieja silla de madera, todo iba bien, pero al llevarla al tercer piso, pasó
algo peor sin darme cuenta la iba tirando poco a poco por toda la casa
empezando por las escaleras, luego la sala, me dio hambre y me dirigí a la
cocina en donde deje otra mancha, luego corrí por el pasillo subí las escaleras
pero recordé que en una de las cuatro habitaciones había un pincel hermoso
color lila que mamá usaba en clase de arte y siempre sacaba las mejores
calificaciones, lo busque en las cuatro habitaciones y en los dos baños pero no
lo encontré la pintura se desbordaba, me dirigí a la terraza y pinte, solo me
faltaban los labios rojos y brillantes, la pintura roja estaba en el patio esta
si tenía tapa, la lleve a la terraza,
pase por los tres pisos y llegue sin manchar nada de rojo, pinte tan bien como
pude y lo logre; ya solo faltaba limpiar, la peor parte, en media hora llegaría mamá y aunque mis hermanas me
ayudaron no terminamos a tiempo, vi una hermosa señora de 44 años de edad con
unos ojos color del mar y una preciosa cabellera rubia y lisa que brilla con el
sol, era mamá tan feliz como siempre hasta que vio la casa, mis hermanas se
echaron la culpa para salvarme del castigo de mamá y así como me salvaron en
esta ocasión me han salvado en muchas más.
Después de dos días de castigo para mis hermanas por aquel
lio de pintura, ya era lunes y con una feroz tormenta a la vista tenía que ir al
colegio, cuando entre al aula de clases la profesora Yohana aún no había
llegado, así que empecé a dibujar una caricatura, de repente, Max, el niño más
fastidioso del salón 3ºb del colegio público “conocimientos” tomo mi libro de
dibujos y empezó a arrancar todas sus hojas, era un sin sentimientos, todos los
niños comenzaron a reírse de mi con una
risa tenebrosa y después de un tiempo de odiosas carcajadas todos eran uno
solo, para molestarme, me decían “El arte es ridículo, tu eres ridícula” y al
minuto, la profesora llegó, con su maravillosa sonrisa deleito a todos los
niños y ahí sí todos los niños se portaron como ángeles y se sentaron tan
rápido que yo ni siquiera pude verlos , con sus ojos negros miraba el orden en
el salón, las niñas se sintieron celosas de su larga y lisa cabellera roja, teníamos
clase de matemáticas, se respiraba la tensión, parecía como el jaguar esperando
que el león se valla para clavar sus
colmillos en la presa. Luego de dos horas de ver números en el tablero y sentir
las frías miradas de mis compañeros se escuchó el timbre, una ligera campanada,
era tiempo de hacer una pausa y salir a recreo, lleve un blog para hacer dibujo
ya que me habían dañado mi cuaderno rosa de dibujos, pero había olvidado mi
lápiz en el salón y me devolví, por desgracia la profesora ya había salido del
salón y lo había dejado cerrado, así que le pregunte a la profesora de
historia, ya que siempre lleva un lápiz en su grande cabeza detrás de su agudo
oído que puede saber hasta si escribiste en el papel, era una profesora muy
estricta a la que solo se le pueden dirigir como señorita Esmeralda y me acerque con cautela la mire fijamente a sus
pequeños ojos negros pero antes de decirle que necesitaba ella me entrego el
lápiz y me dijo “ este lápiz tiene más de cien años, nunca se acaba y siempre
va a volver a tu mano si dices te necesito, también tiene el poder de hacer
realidad lo que dibujes o escribas con él, úsalo sabiamente y no pasara nada malo”. Por
un momento pensé que era verdad lo que la señorita Esmeralda había dicho pero
luego use la lógica y me dije a misma:
-
Como puede ser un lápiz mágico si es igual a los
otros con su borrador rosado y su cubierta amarilla.
Me senté a dibujar un paisaje, pero antes de poner el lápiz
en el papel llegó Max el “sin sentimientos”, Rebeca “la bombera enamorada”, Sack el “roba
refrigerios”, Yak el que cobra la entrada al salón y su capitán Camilo conocido como “el gorila”,
le pusieron así porque era igual de grande y fuerte a uno de verdad, todos
juntos se hacían llamar “los malvados” y me empujaron, tomaron el lápiz pero de
repente este se hizo pesado haciendo que el gorila lo soltara y así rodo hasta
mi mano, en ese preciso momento me pregunte ¿será verdad?, para comprobarlo, me
levante tome el blog y dibuje a la profesora de educación física, Julia una
mujer de cabello corto y negro, ojos café oscuros que odia el maltrato a los
demás pero aunque suene una mujer ruda es buena persona
la dibuje justo a mí lado tocando mi hombro y regañando a “los malvado” con su gruesa y
fuerte voz, y eso paso, la profesora iba pasando por ahí cuando me vio, se paró
a mi lado y los regaño, “los malvados” salieron corriendo y la profesora se
fue, no dormí bien esa noche, aun no podía creer que ese lápiz fuera mágico.
Cuando desperté tome el lápiz y dibuje un huevo frito para
desayunar lo que sabía que era imposible porque a nadie más que a mi le gusta y
mamá no iba a comer algo que no le gusta así que baje a desayunar, cuando baje
al comedor todos estaban comiendo huevo frito, me decía a mí misma, lo veo y no
lo creo, lo estaban comiendo de mala gana así que le pregunte a Ana:
-
¿Por qué comen huevo frito si ni siquiera les
gusta?
-
Porque mamá nos obligó, dice
que todos deberíamos ser más agradecidos con la comida incluyéndola a
ella.
En el colegio era peor “los malvados” estaban presentes y
esta vez querían dañar mis libros, afortunadamente la profesora Esmeralda estaba
ahí, creo que escuchó las amenazas de “los malvados” con su agudo oído, los
brabucones no son tan valientes después de todo, luego de verla salieron
corriendo, aunque yo haría lo mismo, la señorita Esmeralda es realmente misteriosa.
En el recreo “los malvados” no estaban o por lo menos aso creía, me senté al
frente de unos arbustos, quería dibujar a mamá, papá, Ana, María y a mí en la
playa, cuando termine de dibujar algo me jalo el cabello y desajusto la cola de
caballo que llevaba ese día, me levante rápidamente y dije con una voz
temblorosa:
-
¿Quién anda ahí?
Una voz muy familiar contesto:
-
Quien más que “los malvados”
Era gorila y compañía
-
¿Qué quieren de mí?
-
Queremos su almuerzo y su dinero
-
Jamás, respondí.
-
¿Nos harás tomarlo a la fuerza? Dijeron.
Rebeca tomo mi dibujo y se lo paso a su amor, Sack, quien lo
rompió en 1.000 pedazos, me controle, le entregue mi almuerzo y dinero, y
simplemente me fui a dibujar cerca de la profesora de inglés, Flor, porque ella
es muy buena con todos pero cuando se trata de “los malvados” sabe cómo
ponerlos en su lugar. Ese día no me molestaron más, pero yo ya estaba harta,
solo faltaba una gota más para colmar el vaso.
Al día siguiente deje el la lápiz sobre el pequeño
escritorio rosa de mi habitación, junto a mi tarro rojo de lápices y colores,
no quería que “los malvados” lo tomaran pero por desgracia era día de aseo y
mamá entro a mi habitación, pensó que se me había olvidado dejar el lápiz en el
tarro y ella lo metió. En la escuela “los malvados” se portaron como ángeles, así
fue toda la mañana, cuando llegue a casa iba a sacar mi cartuchera pero no
estaba en ninguna parte y en vez de eso encontré una nota que decía: “Max
estuvo aquí”. Me puse tan furiosa que hice lo que siempre hago cuando estoy
furiosa, dibujar, tome un lápiz que estaba en el tarro, dibuje a todos y cada
uno, los dibuje en una cueva oscura y tenebrosa, escondidos detrás de una gran
roca de piedra y al frente un monstruo verde, era una hidra, lucia como una
serpiente de tres cabezas a la que si le cortaban una salían dos más, creo que
tengo mucha imaginación, después de un rato se me paso la rabia y quise una
manzana, deje el lápiz sobre mi cama y fui a la cocina pero ya no habían así que
pensé “no importa, puedo dibujar cuantas quiera con mi lápiz” cuando entre a la
habitación el lápiz no estaba en el escritorio, lo busque por todas partes y
cuando le pregunte a mamá, dijo que lo había puesto en el tarro rojo, fui
corriendo a mi cuarto y empecé a dibujar pequeñas manzanas con todos los lápices
hasta que ya no quedaban más en el tarro y en eso recordé que aún había un
lápiz era con el que había hecho mi dibujo, cuando lo tome estaba deseando que
no fuera el lápiz, pero cuando dibuje la manzana y apareció, era lo que más me
temía, pero luego pensé, tal vez aparece porque es real, o sea que como los
monstruos no son reales no va a ocurrir, por si algo voy a borrar el dibujo,
cuando lo borre volvió a aparecer, no sabía qué hacer así que le puse un
letrero diciendo “parque central” para que por lo menos pudiera ir a rescatarlos
si llegara a suceder y si está en un lugar público sería más fácil buscar ayuda, además queda al frente de mi casa y puedo ver
si aparece la cueva.
Al día siguiente no había señal de ninguna hidra así que me
fui a la escuela pero justamente cuando me fui apareció la cueva, no había
rastro de “los malvados” en la escuela, pero como no vi la cueva en el parque
pensé que me estaban jugando una broma así que los busque por todas partes pero
no los encontré. Al salir del colegio me dirigí al parque y hay estaba la gran
y temible cueva no había nadie cerca, de repente se levantó una espesa niebla,
no se veía nada cuando desapareció me encontraba en la cueva y estaba junto a “los
malvados”[E1]
y les pregunte:
-
¿Y ustedes como llegaron aquí?
-
Estebamos robándole el almuerzo a un niño como
de costumbre y cuando nos dimos cuenta estábamos aqui – dijo Sack –
Por un momento pensé en irme y dejarlos pero luego recordé que
todo este lio lo arme yo además después de que entre la cueva se cerró. La
hidra nos vio y creo que no le gustó la idea de que estuviéramos en su
territorio, nos correteo por toda la cueva hasta que nos pudimos adelantar, nos
escondimos detrás de una roca, justo en ese momento recordé que había leído un
libro de la mitología griega que decía que Heracles y Yolao mataron a una hidra
cortándole sus cabezas y luego quemando sus cuellos, yo hice lo mismo dibuje
una espada cortándole sus cabezas y una mechara quemando sus cuellos, lo logre
había matado a la hidra, después de eso apareció de nuevo la neblina misteriosa
y cuando todo se despejo estábamos en el parque, y le pregunte a Gorila:
-
Por qué son tan malos con los demás.
-
Porque nuestros padres son así con nosotros. –
me respondió –.
-
Pero eso no significa que ustedes deban hacer lo
mismo. – le reproche –.
-
¿A no? – pregunto Yak –.
-
No, ¿o acaso quieren que los demás se sientan
como ustedes?. – respondí –.
-
No. – dijo rebeca –.
-
Lo que deben hacer es hablar con sus padres. –
les sugerí –
-
Lo aremos. – dijeron todos al tiempo –.
Al día siguiente no había matones en la escuela, en cambio,
habían cuatro chicos y una chica con grandes sueños y anhelos.