martes, 29 de noviembre de 2016

UN PEZ FUERA DEL AGUA

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¿Te has preguntado cómo sería tener una mascota?


Bloom, una niña de pelo rojo, ojos azules, piel blanca, delgada y alta, que vivía con su mamá  Isabel en una casa con dos alcobas, dos baños, una sala, una cocina y un estudio, en la ciudad de Ibagué, tenía desesperada a Isabel,  porque quería una mascota e insistía demasiado por tenerla. Era una necesidad para ella.


Entre las dos discutieron acerca de las consecuencias o de las responsabilidades de tener una mascota.


Bloom pensaba que si su mascota fuera una gata, sería de piel blanca, ojos azules y la llamaría Princesa, si fuera una perrita sería de pelaje negro y liso, ojos marrones, pequeña, con orejas largas y caídas, y se llamaría Luna; si fuera una yegua sería de pelaje marrón, cabellera y cola negra, con manchas blancas en su cuerpo a la cual llamaría Lupe; si fuera un conejo sería blanco con una mancha negra en el ojo y se llamaría Kiko o tal vez si fuera una lora sería con plumaje de muchos colores, pico negro, repetiría todo lo que yo dijera y se llamaría Lola.


Pero Isabel la bajó de esa nube diciéndole:
-Las vacunas cuestan, hay que purgarlos y, además, cuando vayamos a pasear, ¿con quién se va a quedar el animal?


Bloom se colocó la mano en la cabeza y dijo:

-Pero mamí, yo quería tener una gata, una perrita, una yegua, un conejo o tal vez una lora.

-Isabel suelta la risa y se sienta diciéndole:


La gata NO, el pelaje de ella es muy dañino y aunque son aseados a tu primo le causará alergia. ¿Una perrita?, ¿acaso quien le va a recoger sus necesidades?.  Ahora una Yegua, ¿en dónde la vamos a tener, en mi cama? Por si fuera poco un conejo, sus orines huelen ¡terrible! Y quién lo diría, también quieres una lora que repita todo lo que tú hablas, -o sea que nunca se callaría.


Bloom muy aburrida dice:

-Es verdad, lo siento mucho, pero sigo queriendo una mascota.

Se levantó muy triste de la silla blanca en la que estaba sentada y se fue llorando a su habitación, tirándose sobre la cama.


Saber cuál era la mascota correcta para ella era muy difícil, así que se puso a pensar.

Bloom, era muy inteligente y después de pensar y pensar comprendió que la mascota indicada para ella era un pez, porque no hace ruido, siempre está en el mismo lugar, no se saca a pasear, además sus cuidados son muy pocos y sencillos.  Entonces salió corriendo a donde su mamá y le dijo muy emocionada:

-Mamí, ya sé cuál puede ser mi mascota

-Isabel dice, ¿Ahora cuál es el animal que quieres tener?

-Es un pez, dice Bloom.

-Bueno, veremos qué podemos hacer.


Isabel, muy parecida a Bloom físicamente, era una persona muy trabajadora y comprensiva, estuvo totalmente de acuerdo con ella y le compró su pez, se lo dio de regalo de navidad. Era un pez Betta, macho, de color azul, con aletas largas. Bloom estaba feliz de tener una mascota, pero triste porque no podía llevar a su mascota con ella a todas partes.


Bloom decidió llamar a su pez Luis, le compró una pecera redonda y una pequeña estatua de foca, lo colocó en la mitad de la mesa del comedor para que así lo pudiera ver todos los días mientras desayunaba, almorzaba, cenaba incluso cuando hacía las tareas.


Aunque Luis no era un pez normal, porque él concedía deseos y nadie lo sabía.

Isabel y Bloom se fueron de viaje a Pereira por el fin de semana a visitar el magnífico zoológico dejando a Luis solo en la casa, por lo que Bloom lloró al despedirse de su mascota.


Luis al ver a Bloom triste y deseando llevarlo a donde ella fuera, decidió hacer su deseo realidad. En el primer día, el sábado, empezó la transformación, desaparecieron las aletas y la cola y en su lugar crecieron brazos y piernas, al segundo día, el domingo, no paraba de crecer, ya no respiraba en el agua, sus escamas desaparecieron y en su lugar había piel blanca y como vio que la pecera ya no era para él decidió salir de ella, dejando otro pez igual a él allí.


Cuando Bloom volvió de su viaje, se acercó a saludar a Luis. Luego al descargar sus cosas en su habitación encontró a un niño que le dijo:

-Yo soy tu pez Luis. Tú deseaste tanto que yo estuviera contigo en cualquier lugar y se me ocurrió que la mejor forma de estar juntos es si yo fuera tu amigo imaginario. El pez que encontraste en la pecera es una copia de como yo lo era antes de mi transformación.


Bloom miró a Luis muy emocionada y le dijo:

-¿Cómo es posible?

Luis respondió: -Porque yo concedo deseos y tú eres mi mejor amiga, por eso te quiero hacer feliz.

Bloom dio un brinco de la felicidad y lo abrazó.

Y desde allí tuvieron grandes aventuras...



FIN

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