¿Te has
preguntado cómo sería tener una mascota?
Bloom,
una niña de pelo rojo, ojos azules, piel blanca, delgada y alta, que vivía con
su mamá Isabel en una casa con dos
alcobas, dos baños, una sala, una cocina y un estudio, en la ciudad de Ibagué,
tenía desesperada a Isabel, porque
quería una mascota e insistía demasiado por tenerla. Era una necesidad para
ella.
Entre
las dos discutieron acerca de las consecuencias o de las responsabilidades de
tener una mascota.
Bloom
pensaba que si su mascota fuera una gata, sería de piel blanca, ojos azules y
la llamaría Princesa, si fuera una perrita sería de pelaje negro y liso, ojos
marrones, pequeña, con orejas largas y caídas, y se llamaría Luna; si fuera una
yegua sería de pelaje marrón, cabellera y cola negra, con manchas blancas en su
cuerpo a la cual llamaría Lupe; si fuera un conejo sería blanco con una mancha
negra en el ojo y se llamaría Kiko o tal vez si fuera una lora sería con
plumaje de muchos colores, pico negro, repetiría todo lo que yo dijera y se
llamaría Lola.
Pero
Isabel la bajó de esa nube diciéndole:
-Las
vacunas cuestan, hay que purgarlos y, además, cuando vayamos a pasear, ¿con
quién se va a quedar el animal?
Bloom
se colocó la mano en la cabeza y dijo:
-Pero
mamí, yo quería tener una gata, una perrita, una yegua, un conejo o tal vez una
lora.
-Isabel
suelta la risa y se sienta diciéndole:
La
gata NO, el pelaje de ella es muy dañino y aunque son aseados a tu primo le
causará alergia. ¿Una perrita?, ¿acaso quien le va a recoger sus
necesidades?. Ahora una Yegua, ¿en dónde
la vamos a tener, en mi cama? Por si fuera poco un conejo, sus orines huelen ¡terrible!
Y quién lo diría, también quieres una lora que repita todo lo que tú hablas, -o
sea que nunca se callaría.
Bloom
muy aburrida dice:
-Es
verdad, lo siento mucho, pero sigo queriendo una mascota.
Se
levantó muy triste de la silla blanca en la que estaba sentada y se fue
llorando a su habitación, tirándose sobre la cama.
Saber cuál
era la mascota correcta para ella era muy difícil, así que se puso a pensar.
Bloom,
era muy inteligente y después de pensar y pensar comprendió que la mascota
indicada para ella era un pez, porque no hace ruido, siempre está en el mismo
lugar, no se saca a pasear, además sus cuidados son muy pocos y sencillos. Entonces salió corriendo a donde su mamá y le
dijo muy emocionada:
-Mamí,
ya sé cuál puede ser mi mascota
-Isabel
dice, ¿Ahora cuál es el animal que quieres tener?
-Es un
pez, dice Bloom.
-Bueno,
veremos qué podemos hacer.
Isabel,
muy parecida a Bloom físicamente, era una persona muy trabajadora y comprensiva,
estuvo totalmente de acuerdo con ella y le compró su pez, se lo dio de regalo
de navidad. Era un pez Betta, macho, de color azul, con aletas largas. Bloom
estaba feliz de tener una mascota, pero triste porque no podía llevar a su
mascota con ella a todas partes.
Bloom decidió
llamar a su pez Luis, le compró una pecera redonda y una pequeña estatua de
foca, lo colocó en la mitad de la mesa del comedor para que así lo pudiera ver todos
los días mientras desayunaba, almorzaba, cenaba incluso cuando hacía las
tareas.
Aunque
Luis no era un pez normal, porque él concedía deseos y nadie lo sabía.
Isabel
y Bloom se fueron de viaje a Pereira por el fin de semana a visitar el
magnífico zoológico dejando a Luis solo en la casa, por lo que Bloom lloró al
despedirse de su mascota.
Luis
al ver a Bloom triste y deseando llevarlo a donde ella fuera, decidió hacer su
deseo realidad. En el primer día, el sábado, empezó la transformación, desaparecieron
las aletas y la cola y en su lugar crecieron brazos y piernas, al segundo día,
el domingo, no paraba de crecer, ya no respiraba en el agua, sus escamas
desaparecieron y en su lugar había piel blanca y como vio que la pecera ya no
era para él decidió salir de ella, dejando otro pez igual a él allí.
Cuando
Bloom volvió de su viaje, se acercó a saludar a Luis. Luego al descargar sus
cosas en su habitación encontró a un niño que le dijo:
-Yo
soy tu pez Luis. Tú deseaste tanto que yo estuviera contigo en cualquier lugar
y se me ocurrió que la mejor forma de estar juntos es si yo fuera tu amigo
imaginario. El pez que encontraste en la pecera es una copia de como yo lo era
antes de mi transformación.
Bloom
miró a Luis muy emocionada y le dijo:
-¿Cómo
es posible?
Luis
respondió: -Porque yo concedo deseos y tú eres mi mejor amiga, por eso te
quiero hacer feliz.
Bloom dio
un brinco de la felicidad y lo abrazó.
Y desde
allí tuvieron grandes aventuras...
FIN
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